La Muerte de Cristo nos santifica. La
Muerte de Cristo nos santifica. La Muerte de Cristo nos santifica.
Oh Jesucristo, Dios Santo y Hombre
Verdadero, sabemos que tu Muerte también nos santifica junto con tu Preciosa
Sangre, Tú decides la hora de nuestra partida al Padre, escucha lo que te pido:
Vida de Cristo, permanece en nosotros
y santifícanos.
Sangre de Cristo, permanece en
nosotros y santifícanos.
Muerte de Cristo, permanece en
nosotros y santifícanos.
Resurrección de Cristo, permanece en
nosotros y santifícanos.
Cuerpo de Cristo, permanece en
nosotros y santifícanos.
Yo pido sobre mí y sobre los míos, la
Sangre del Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, para que nos
purifique de todo pecado y nos proteja ante toda influencia del maligno,
especialmente ante la amenaza, el terrorismo, la manipulación, la nada del
diablo, el maleficio, la rebeldía de satanás, y la posesión y obsesión demoníacas.
Oh Dios Padre Santo, que decides el
nacer y la muerte, el momento y la hora, haced que viviendo en Ti todos los
días de nuestra vida, merezcamos tu Buena Muerte cuando Tú lo decidas,
abrasados en vuestro Divino Amor. Por los Méritos de Nuestro Señor Jesucristo,
que vive y reina con Vos, en Unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los
siglos. Amén.
El crucifijo misionero sea signo de
la Presencia de Dios Santo en nosotros, en lo nuestro y en los nuestros,
bendecido, exorcizado y protegido por Dios mismo, en memoria de quienes cumplen
la Misión de llevar el Amor Divino al mundo, para que Dios Amoroso y Bendito
utilice las ideologías, los ideales y las sociedades del ser humano, para
establecer en nosotros su Reino Divino real y concreto hoy mismo y por siempre.
Bendito seas Dios Origen y Fin de todo y de todos. Bendito seas Dios Santo porque
promueves los cambios en las sociedades. Bendito seas Dios Santo porque nos
haces justos e iguales y con la misma libertad que todos los demás.
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