En el borde de un acantilado,
en medio de una tormenta,
no tengo miedo Señor, Dios Santo,
porque tú estás conmigo todo el camino,
si me siento arrojado a la fosa oscura.
Hágase tu voluntad,
Si Tú me rescatas.
Hágase tu voluntad.
Se que eres el Señor,
me entrego a Tu Voluntad,
yo encomiendo mi destino a tu Sagrado Corazón.
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