¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la Casa del Señor»! Nuestros pies ya están pisando tus umbrales, Jerusalén. Jerusalén, que fuiste construida como ciudad bien compacta y armoniosa. Allí suben las tribus, las tribus del Señor –según es norma en Israel– para celebrar el nombre del Señor. Porque allí está el trono de la justicia, el trono de la casa de David. Auguren la paz a Jerusalén: «¡Vivan seguros los que te aman! ¡Haya paz en tus muros y seguridad en tus palacios!». Por amor a mis hermanos y amigos, diré: «La paz esté contigo». Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios, buscaré tu felicidad. (Salmo 122)

martes, 12 de febrero de 2013

Oración para encontrar a Dios en el desierto


Oh Dios mío, yo te amo en mi prójimo, yo descubro en Él, el rostro de Cristo, en el pobre, en el débil, en el enfermo, en el que sufre, en quien está a mi lado.
¿Qué nos pides Señor Nuestro, Jesucristo, para lograr tu Unidad? Orar constantemente, practicar tu justicia, amar tu bondad y seguirte. Tu Divina Presencia necesitamos en cada momento en nuestras relaciones cotidianas y en cada obstáculo del camino.
Hoy surgen muchos falsos ídolos. Yo deseo serte fiel, Oh Dios y Señor mío, no temeré ir a contracorriente si es tu Voluntad, enséñanos el camino.
Me uno a todos los que se manifiestan por la vida, y te ruego Oh Cristo de Bondad, porque las políticas cotidianas protejan al no nacido y promuevan la cultura de la vida.
Oh Dios mío, todos los días son tu día, pero yo te honraré en especial en el día de precepto, protégenos en tu Divina Gracia.
Oh Dios Padre  que amas a todo ser humano y a todo ser. Ven a mi cuando me sienta olvidado, desamparado y solo, porque el nombre de cada uno está escrito en tu corazón bondadoso, oh Señor.
Yo pido a Nuestro Señor Jesucristo por cada persona consagrada a Ti, por cada religiosa y religioso, por que sigan siempre a Dios con fidelidad, en pobreza, castidad y obediencia.
Como la Santísima Virgen María Madre de Dios, yo recibo y protejo en mi corazón la Palabra de Jesús el Cristo, para confesarlo como Señor de nuestra vida.
Todo es don de Dios. Yo reconozco esta dependencia vital del Creador, yo amo la Libertad y la Paz en Cristo.
Yo confío en el Poder de la Misericordia de Dios. Todos somos pecadores, pero su gracia transforma y renueva nuestra vida.
Oh Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo busco tu Presencia Real.
Oh Dios mío, yo te pido por aquellos que necesitan ver tu Rostro.
Amén.
Pésame, Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

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