¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la Casa del Señor»! Nuestros pies ya están pisando tus umbrales, Jerusalén. Jerusalén, que fuiste construida como ciudad bien compacta y armoniosa. Allí suben las tribus, las tribus del Señor –según es norma en Israel– para celebrar el nombre del Señor. Porque allí está el trono de la justicia, el trono de la casa de David. Auguren la paz a Jerusalén: «¡Vivan seguros los que te aman! ¡Haya paz en tus muros y seguridad en tus palacios!». Por amor a mis hermanos y amigos, diré: «La paz esté contigo». Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios, buscaré tu felicidad. (Salmo 122)

lunes, 22 de febrero de 2016

¡Dios Santo nos ayude!


Dios Santo nos ayude, en todas las necesidades que vienen a nosotros, con esta frase en confianza y humildad: ¡Jesucristo nos ayude!
En las dudas, perplejidades y tentaciones
¡Jesucristo nos ayude!
En horas de soledad, cansancio y en las pruebas,
¡Jesucristo nos ayude!
En los fracasos de planes y en la poquedad de esperanzas, en decepciones, angustias y dolores, ¡Jesucristo nos ayude!
Cuando nos apoyamos en su tierno Amor como Nuestro Señor y Salvador,
¡Jesucristo nos ayude!
Cuando el corazón está abatido por fracasos o ver como que nada bueno sale de los esfuerzos, ¡Jesucristo nos ayude!
Cuando el corazón está deprimido por los errores, perturbaciones y carencias de todo tipo, ¡Jesucristo nos ayude! y permanezca en nosotros.

Las Armas omnipotentes de Jesucristo Dios Santo aparecen con la Fe de Dios que nos reconforta en las dificultades. Permanece en nosotros, Oh Buen Jesús, abrázanos, libéranos y protégenos en tu mando y designio para darnos tu tranquilidad en el camino cotidiano.

Oh, Dios Santo Nuestro, te recibimos en la oración, recibimos el Corazón Sagrado de Jesús, herido y protegiéndonos, y a la Preciosa Sangre de Cristo que siempre está luchando por nosotros con su Poder Divino. Todopoderoso Jesús nos ayude a encontrar un refugio en su país celestial en la eternidad. Amén.

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