¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la Casa del Señor»! Nuestros pies ya están pisando tus umbrales, Jerusalén. Jerusalén, que fuiste construida como ciudad bien compacta y armoniosa. Allí suben las tribus, las tribus del Señor –según es norma en Israel– para celebrar el nombre del Señor. Porque allí está el trono de la justicia, el trono de la casa de David. Auguren la paz a Jerusalén: «¡Vivan seguros los que te aman! ¡Haya paz en tus muros y seguridad en tus palacios!». Por amor a mis hermanos y amigos, diré: «La paz esté contigo». Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios, buscaré tu felicidad. (Salmo 122)

miércoles, 19 de marzo de 2014

CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ - Dios no pudo hacer un padre más sublime que el Padre adoptivo del Hombre-Dios

(Oración de S.S. León XIII)

Por amor de Dios Padre, Tú, San José, has sido llamado padre de Jesús y, unido a la maternidad espiritual de María, ahora también padre nuestro. 
A ti consagramos nuestra vida y la misión que Dios nos ha encomendado. 
Te pedimos que intercedas por nosotros ante el Señor, que intercedas por la Santa Iglesia para su salvación, que intercedas en nuestra oración y la lleves a Dios.
Tú, esposo de María, casto, justo, prudente y humilde, haz que estas virtudes, en ti gloriosas, afloren en nuestro espíritu y, para gloria de Dios, en el mundo.
Haznos dulces y dóciles, tiernos y mansos con nuestro prójimo, especialmente con nuestros padres, hijos, familia y hermanos,  no desde nuestra pequeñez sino desde Dios, dejando que Él sea en nosotros y nosotros en Él, que todopoderoso es.
Amado San José enséñanos a desaparecer, como tú que estás presente pero en ti es sólo el Espíritu Divino el que permanece y tú desapareces en el silencio del amor. Ruega para que en la presencia del Espíritu Santo, reconozcamos que sin Dios nada somos y nada podemos; ruega para que Dios obre en nuestro corazón como en el tuyo; ruega para que desaparezca nuestra pequeñez y aparezca tu grandeza, al reconocer nuestra debilidad en presencia de Su Amor.
Por Jesucristo Nuestro Señor, Amén.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo; 
como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.

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