¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la Casa del Señor»! Nuestros pies ya están pisando tus umbrales, Jerusalén. Jerusalén, que fuiste construida como ciudad bien compacta y armoniosa. Allí suben las tribus, las tribus del Señor –según es norma en Israel– para celebrar el nombre del Señor. Porque allí está el trono de la justicia, el trono de la casa de David. Auguren la paz a Jerusalén: «¡Vivan seguros los que te aman! ¡Haya paz en tus muros y seguridad en tus palacios!». Por amor a mis hermanos y amigos, diré: «La paz esté contigo». Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios, buscaré tu felicidad. (Salmo 122)

domingo, 13 de abril de 2014

ORACIÓN DE UN PACIENTE DE CÁNCER

En el borde de un acantilado,
en medio de una tormenta,
no tengo miedo Señor, Dios Santo,
porque tú estás conmigo todo el camino,
si me siento arrojado a la fosa oscura.
Hágase tu voluntad,
Si Tú me rescatas.
Hágase tu voluntad.
Se que eres el Señor,
me entrego a Tu Voluntad,
yo encomiendo mi destino a tu Sagrado Corazón.

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